El Regreso de Chandú 1
Capítulo 1: La Víctima Escogida. Una sociedad secreta del continente desaparecido de Lemuria quiere recuperar su vieja civilización. Para eso deben sacrificar a una princesa egipcia que es la reencarnación de la diosa Ossana.
En el terminal del aeropuerto un auxiliar escribe en una pizarra que uno de los aviones se ha retrasado. Dos hombres con sombrero de fieltro -uno de los sombreros es un cubo bastante largo-, americana y corbata, se acercan al auxiliar y uno de ellos le pregunta si acaso se encuentra entre los pasajeros el señor Frank Chandler. La respuesta es positiva.
Un cartel anuncia a Nadji, Princesa de Egipto, en una recepción organizada por Frank Chandler. La princesa es presentada al matrimonio James. "Su Alteza, estoy encantada". "Supongo que nunca he estado con una princesa antes". "Oh, por favor. Me gustaría que todos en América os olvidarais que soy una princesa", dice, sonriendo ampliamente.
Bien, el señor James está esperando a Chandler en la recepción. La anfitriona presenta a sus hijos al matrimonio James y a la princesa. En el elegante salón, que entretanto se ha llenado de parejas elegantes, con mucho esmoquin y trajes de gala, hombres y mujeres se cogen por los brazos y empiezan a moverse de un lugar a otro al compás de algo pre-rock, quizás incluso pre-charleston. La princesa dice que se siente desvalida sin Chandler, que viene desde Chicago. La anfitriona la dice que no se preocupe, que nada la amenaza. Pero ella se siente siempre mal sin Chandler a su lado.
Llega Judith que quiere salir a moverse con Bob, hijo de la anfitriona.
Aparece un hombre de bigotes que pide a Bob informaciones sobre la princesa y desaparecen en una de las habitaciones.
Entretanto parece que golpean a la puerta, pues el mayordomo la abre, dejando ver lo que parece ser una cabellera colgada donde debe estar la aldaba, y haciendo entrar al salón a dos hombres con aspecto de malvados. Uno es el doctor Bara, que dice su nombre al entregar su sombrero al mayordomo, y el otro, sin sombrero pero de enormes entradas y gigantesco chal blanco, es el señor Sutra. Ambos tienen la mirada torva. "Hemos venido por el señor Chandler", dice Bara. (Estos dos son no los mismos que vimos inquiriendo sobre Chandler en el aeropuerto).
Bara tiene igualmente profundas entradas, y lleva bigote y barba de chivo. Entrega a otro criado su sombrero y abrigo.
La princesa Nadji ha estado observando la escena y al verlos entrar al salón, exclama ante su anfitriona: "Un terrible peligro acaba de entrar a esta casa".
El doctor Bara -aparentemente también egipcio, como su acompañante- se acerca rápidamente a un camarero de aspecto oriental que los mira desde detrás de una cortina. Le dice Bara: "¿Estás dispuesto a hacer lo que te ordenemos?" "Sí, mi amo", responde el chino, mientras detrás de su amo atisba la cabeza separada y pegada a la pared de lo que parece ser un león. Le dice Bara: "¿Dónde está el templo secreto?" y luego: "Tienes que anunciarnos".
Un periodista entrevista a Bob y le pregunta por qué razón ha venido a Estados Unidos la princesa. Bob le dice que viene escapando de un secuestrador, porque es muy rica. El periodista le pregunta si acaso su tío tiene poderes mágicos orientales y si es verdad que en Oriente le llaman Chandú, el Mago. Bob, sobrino así de Chandler, le dice que este nació en Oriente y que probablemente sabe de magia. Llega su hermana y le dice que la princesa Nadji lo espera en la biblioteca, pero de inmediato.
Entra a la biblioteca. La princesa está sentada en un sillón, derrumbada. La anfitriona dice que ha entrado un gran peligro en casa. "Vamos, vamos", dice Bob. "Esto no es Egipto. Pensé que había usted dejado todo eso con las momias", dice Bob, repentinamente impertinente. "Ojalá estuviera aquí Chandú", dice la princesa, retorciéndose las manos.
Bob decide ir a recoger el coche de la delegación diplomática y aparcarlo en la puerta. En el camino se libra de Judith, que todavía quiere bailar con él.
Entretanto, Bara habla con el chino detrás de las cortinas y le dice que debe preparar un vaso de vino y le entrega algo diminuto en la mano.
Ahora aterriza un avión. Atisban dos tipos de mal aspecto. Llega aparentemente Chandler -americana y corbata, sombrero de fieltro, gabán colgando del brazo- y se mete en una cabina telefónica.
En el salón, Bob y su hermana y su madre revisan la lista de invitados. Bob encuentra el nombre del doctor egipcio. Suena entonces el teléfono. Es Chandler, llamando desde el terminal. "Ven rápido", dice la princesa. "No te muevas de ahí y no estés sola nunca. Llegaré en cinco minutos", dice el hombre al que la princesa llama Chandú y los demás, Frank Chandler. Sale de la cabina, pero antes, como ha observado a los canallas espiándolo, frota el enorme anillo en forma de ojo que lleva en su dedo, mirando misteriosamente.
En la recepción, el chino lleva una bandeja con copas de vino a los espías egipcios, e indicando la tercera copa, dice: "El vino para la princesa Nadji".
Justo en ese momento llegan al salón la princesa y su séquito de amigos, y el doctor Bara propone un brindis por la princesa. El chino le acerca la bandeja, la princesa coge con su mano la copa y acepta el brindis, y en el momento en que se lleva la copa a los labios, esta, la copa, salta por los aires, para gran consternación de todo el mundo.
El responsable de esto es Chandler, que mira desde la puerta. La princesa se acerca a él. Chandler escudriña el salón. Pasa el camarero chino, y Chandler, que lo ve sospechoso, lo llama. "Irás a la biblioteca y me esperarás allá", le dice, con voz profunda. "Sí, señor", dice el chino.
El doctor egipcio observa la escena y se sabe perdido. "Debemos impedirlo", dice.
Chandler lleva a la princesa y a su hermana a un sofá, las sienta y las empieza a hablar. "Conozco las razones por las que intentaron secuestrarte. ¿Habéis oído hablar de ubasti?" "¿En el continente perdido de Lemuria, ahí donde hacen magia negra?", pregunta la princesa. "Hace poco, el último gran sacerdote del continente perdido fue rescatado del mar y sus seguidores creen que lo pueden volver a la vida, a él y al viejo continente, con el sacrificio de una princesa egipcia que tenga sangre real en sus venas... Y esa eres tú, Nadji", dice Chandú. Se marcha entonces a la biblioteca, asegurando a la princesa que no debe temer nada y que siente tranquila a tomar el té.
En la biblioteca está el camarero chino. Chandler lo mira con ojos de hipnotizador y le ordena responder sinceramente sus preguntas. Le pasa la mano frente a los ojos como suelen hacer los hipnotizadores orientales. "¿Quién te ordenó servir ese vino envenenado a la princesa?", le pregunta. "Fueron órdenes del gran sacerdote Vindhyan", dice el chino. Luego el camarero le cuenta que habrá una reunión del alto sacerdote y otros en algún lugar en California, no muy lejos de la casa. Pero el doctor egipcio está espiando desde el jardín. Y cuando el chino empieza a decir dónde ("En una casa vieja, con un árbol muerto..."), el sumo sacerdote saca una cerbatana, la sopla y le dispara un dardo, que da en el pecho del criado, que antes de dejarse caer al suelo haciéndose el muerto, alcanza a decir que el camino hacia el escondite de la reunión comienza en un cañón. Chandler se acerca corriendo al ventanal abierto y ve al brujo disparándole con la cerbatana.
Un cartel anuncia a Nadji, Princesa de Egipto, en una recepción organizada por Frank Chandler. La princesa es presentada al matrimonio James. "Su Alteza, estoy encantada". "Supongo que nunca he estado con una princesa antes". "Oh, por favor. Me gustaría que todos en América os olvidarais que soy una princesa", dice, sonriendo ampliamente.
Bien, el señor James está esperando a Chandler en la recepción. La anfitriona presenta a sus hijos al matrimonio James y a la princesa. En el elegante salón, que entretanto se ha llenado de parejas elegantes, con mucho esmoquin y trajes de gala, hombres y mujeres se cogen por los brazos y empiezan a moverse de un lugar a otro al compás de algo pre-rock, quizás incluso pre-charleston. La princesa dice que se siente desvalida sin Chandler, que viene desde Chicago. La anfitriona la dice que no se preocupe, que nada la amenaza. Pero ella se siente siempre mal sin Chandler a su lado.
Llega Judith que quiere salir a moverse con Bob, hijo de la anfitriona.
Aparece un hombre de bigotes que pide a Bob informaciones sobre la princesa y desaparecen en una de las habitaciones.
Entretanto parece que golpean a la puerta, pues el mayordomo la abre, dejando ver lo que parece ser una cabellera colgada donde debe estar la aldaba, y haciendo entrar al salón a dos hombres con aspecto de malvados. Uno es el doctor Bara, que dice su nombre al entregar su sombrero al mayordomo, y el otro, sin sombrero pero de enormes entradas y gigantesco chal blanco, es el señor Sutra. Ambos tienen la mirada torva. "Hemos venido por el señor Chandler", dice Bara. (Estos dos son no los mismos que vimos inquiriendo sobre Chandler en el aeropuerto).
Bara tiene igualmente profundas entradas, y lleva bigote y barba de chivo. Entrega a otro criado su sombrero y abrigo.
La princesa Nadji ha estado observando la escena y al verlos entrar al salón, exclama ante su anfitriona: "Un terrible peligro acaba de entrar a esta casa".
El doctor Bara -aparentemente también egipcio, como su acompañante- se acerca rápidamente a un camarero de aspecto oriental que los mira desde detrás de una cortina. Le dice Bara: "¿Estás dispuesto a hacer lo que te ordenemos?" "Sí, mi amo", responde el chino, mientras detrás de su amo atisba la cabeza separada y pegada a la pared de lo que parece ser un león. Le dice Bara: "¿Dónde está el templo secreto?" y luego: "Tienes que anunciarnos".
Un periodista entrevista a Bob y le pregunta por qué razón ha venido a Estados Unidos la princesa. Bob le dice que viene escapando de un secuestrador, porque es muy rica. El periodista le pregunta si acaso su tío tiene poderes mágicos orientales y si es verdad que en Oriente le llaman Chandú, el Mago. Bob, sobrino así de Chandler, le dice que este nació en Oriente y que probablemente sabe de magia. Llega su hermana y le dice que la princesa Nadji lo espera en la biblioteca, pero de inmediato.
Entra a la biblioteca. La princesa está sentada en un sillón, derrumbada. La anfitriona dice que ha entrado un gran peligro en casa. "Vamos, vamos", dice Bob. "Esto no es Egipto. Pensé que había usted dejado todo eso con las momias", dice Bob, repentinamente impertinente. "Ojalá estuviera aquí Chandú", dice la princesa, retorciéndose las manos.
Bob decide ir a recoger el coche de la delegación diplomática y aparcarlo en la puerta. En el camino se libra de Judith, que todavía quiere bailar con él.
Entretanto, Bara habla con el chino detrás de las cortinas y le dice que debe preparar un vaso de vino y le entrega algo diminuto en la mano.
Ahora aterriza un avión. Atisban dos tipos de mal aspecto. Llega aparentemente Chandler -americana y corbata, sombrero de fieltro, gabán colgando del brazo- y se mete en una cabina telefónica.
En el salón, Bob y su hermana y su madre revisan la lista de invitados. Bob encuentra el nombre del doctor egipcio. Suena entonces el teléfono. Es Chandler, llamando desde el terminal. "Ven rápido", dice la princesa. "No te muevas de ahí y no estés sola nunca. Llegaré en cinco minutos", dice el hombre al que la princesa llama Chandú y los demás, Frank Chandler. Sale de la cabina, pero antes, como ha observado a los canallas espiándolo, frota el enorme anillo en forma de ojo que lleva en su dedo, mirando misteriosamente.
En la recepción, el chino lleva una bandeja con copas de vino a los espías egipcios, e indicando la tercera copa, dice: "El vino para la princesa Nadji".
Justo en ese momento llegan al salón la princesa y su séquito de amigos, y el doctor Bara propone un brindis por la princesa. El chino le acerca la bandeja, la princesa coge con su mano la copa y acepta el brindis, y en el momento en que se lleva la copa a los labios, esta, la copa, salta por los aires, para gran consternación de todo el mundo.
El responsable de esto es Chandler, que mira desde la puerta. La princesa se acerca a él. Chandler escudriña el salón. Pasa el camarero chino, y Chandler, que lo ve sospechoso, lo llama. "Irás a la biblioteca y me esperarás allá", le dice, con voz profunda. "Sí, señor", dice el chino.
El doctor egipcio observa la escena y se sabe perdido. "Debemos impedirlo", dice.
Chandler lleva a la princesa y a su hermana a un sofá, las sienta y las empieza a hablar. "Conozco las razones por las que intentaron secuestrarte. ¿Habéis oído hablar de ubasti?" "¿En el continente perdido de Lemuria, ahí donde hacen magia negra?", pregunta la princesa. "Hace poco, el último gran sacerdote del continente perdido fue rescatado del mar y sus seguidores creen que lo pueden volver a la vida, a él y al viejo continente, con el sacrificio de una princesa egipcia que tenga sangre real en sus venas... Y esa eres tú, Nadji", dice Chandú. Se marcha entonces a la biblioteca, asegurando a la princesa que no debe temer nada y que siente tranquila a tomar el té.
En la biblioteca está el camarero chino. Chandler lo mira con ojos de hipnotizador y le ordena responder sinceramente sus preguntas. Le pasa la mano frente a los ojos como suelen hacer los hipnotizadores orientales. "¿Quién te ordenó servir ese vino envenenado a la princesa?", le pregunta. "Fueron órdenes del gran sacerdote Vindhyan", dice el chino. Luego el camarero le cuenta que habrá una reunión del alto sacerdote y otros en algún lugar en California, no muy lejos de la casa. Pero el doctor egipcio está espiando desde el jardín. Y cuando el chino empieza a decir dónde ("En una casa vieja, con un árbol muerto..."), el sumo sacerdote saca una cerbatana, la sopla y le dispara un dardo, que da en el pecho del criado, que antes de dejarse caer al suelo haciéndose el muerto, alcanza a decir que el camino hacia el escondite de la reunión comienza en un cañón. Chandler se acerca corriendo al ventanal abierto y ve al brujo disparándole con la cerbatana.
¿Se salvará Chandú del dardo envenenado?
¿Dónde está el templo secreto del gran sacerdote Vindhyan?
¿Qué horrores depara el futuro para la princesa Nadji en manos de los brujos de Ubasti?
El Retorno de Chandú Capítulo 1: La Víctima Escogida 1935 Director Ray Taylor Guión Harry A. Earnshaw Vera M. Oldham R.R. Morgan Reparto Bela Lugosi María Alba Clara Kimball Young Lucien Prival Deane Benton Phyllis Ludwig Cyril Armbrister Elias Lazaroff Dick Botiller Frazer Acosta Bryant Washburn Baby Peggy Isabel La Mal Charles Meecham Don Brodie
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