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pan y cine y el santo

Cabaret



Eduardo Manzanos (dir), José Bodalo, Nati Mistral y J.L. Ozores.
Largometraje simplemente genial, en pátina rosada, con una impresionante y dramática actuación de un Fernando Rey cuando no llegaba a treinta. Y una trama salvaje y realizada con arte y llena de dilemas filosóficos y otros. Por ejemplo, éste: Fernando Rey, un estafador de cuello blanco, roba un banco y quiere emigrar a América con su novia, la cantante y bailaora Nati Mistral; su amigo, enamorado de ella, se entera y se sugiere que lo entregará a la policía para que lo detengan y pueda así seducir a la mujer. Bueno, da para pensar, sobre todo porque el amigo (José Bodalo) pensaba que así, con semejante sacrificio de la amistad, podía ganar el amor de la mujer. Y, en una escena escalofriante, Fernando Rey, con la cara contorsionada por lo que debe hacer, le da las buenas noches, so to speak.
En una de las escenas finales, se ve a Fernando Rey siendo sacado del cabaret (donde ocurre toda la acción) por el maitre y otro personaje. ¿Le llevan a la policía? Sin embargo, el maître topa después con el jefe de la policía, que se encontraba ahí en su tiempo libre y, preguntado por este sobre cómo estaba la noche, responde: "Como todas", y se despide. Ciudadela 4, octubre 1998, p. 8-9.

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