Murió Bruno S.
Músico callejero convertido en actor principal en los Clásicos de Herzog. En su accidentada vida, llegó a ser torturado por nazis en un laboratorio.
[Douglas Martin] Escribía canciones y las cantaba en las calles de Berlín. Una de ellas giraba sobre un niño pobre que creció deseando tener un caballito. El caballo llega años después, tirando del carro fúnebre de su madre.
El hombre que la cantaba, con voz ronca, acompañándose a sí mismo con acordeón y xilófono, era conocido como Bruno S. Era un músico callejero, pintor, operador de montacargas en una fábrica de acero y, una vez, paciente mental. Pero, quizás más notablemente, fue el actor principal de una película que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Cannes de 1975.
Su nombre completo, que rara vez usó, era Bruno Schleinstein. Murió el miércoles a los 78 años en Berlín, de acuerdo a la Agencia Alemana de Prensa, que citaba a su amigo, el artista Klaus Theuerkauf.
Werner Herzog, uno de los innovadores del cine alemán de posguerra, llamó dos veces a Bruno para actuar representándose en realidad en gran parte a sí mismo: un personaje deteriorado, pero de algún modo trascendente.
La primera de esas películas, la que ganó en Cannes, fue ‘El enigma de Gaspar Hauser’ [The Enigma of Kaspar Hauser] (1974), basada en una historia verídica. En la película el personaje representado por Bruno aparece en una plaza en Nuremburg en el siglo diecinueve. No puede hablar y apenas se tiene en pie, porque aparentemente había sido encerrado en un calabozo. La única clave para su identidad es un papel donde se indica su nombre, Gaspar, y se pide que se le haga soldado.
Gaspar aprende a hablar y a leer y escribir y luego, de modo tan misterioso como su apariencia, es asesinado.
La actuación de Bruno llevó a Richard Eder, del New York Times, a escribir: "El extraordinario rostro de Gaspar, sus ojos estirados para ver mejor, toda su postura sugiriendo un hombre que trata de tragar, de entender un mundo extraño, es la imagen central de la película".
Mientras aprende a hablar, Gaspar siente repelencia por gran parte de la sociedad. "Los hombres son como lobos para mí", dice. No tiene ego: "Nada vive menos en mí que mi propia vida".
"La historia de Gaspar es todavía más fascinante que la de Jesúcristo", dice Anaïs Nin en un anuncio de la película.
Bruno Schleinstein nació en Berlín el 2 de junio de 1932. Algunas versiones dicen que su madre, una prostituta, le golpeó tan brutalmente que a los tres le dejó temporalmente sordo. Luego lo internaron en un hospital psiquíatrico, donde fue sometido a experimentos nazis sobre niños con discapacidad mental.
Nadie lo visitaba, ni siquiera los parientes que conocía. Pasó veintitrés años de su vida en instituciones, incluyendo cárceles y refugios para indigentes. Cuando empezó a vivir solo, se metía a coches para pasar la noche abrigado.
De adulto tuvo varios trabajos, incluyendo el de operador de montacargas, y empezó a cantar en terrazas en Berlín en la tradición oral que inspiró ‘La ópera de tres peniques’ [Threepenny Opera].
Bruno decía que él no cantaba canciones, sino que las transmitía. Una canción, ‘Thoughts Are Free’, giraba sobre la imposibilidad de encontrar refugio, incluso en los propios pensamientos.
Herzog vio a Bruno por primera en un documental sobre músicos callejeros de 1970.
"Supe de inmediato que podía ser el personaje principal en ‘Gaspar Hauser’, dijo Herzog en una entrevista con NPR en 2006. Bruno no quería que su nombre se diese a conocer, así que Herzog empezó a llamarlo "el soldado desconocido del cine". Durante el rodaje, dijo Herzog, Bruno sufrió momentos de "extrema desesperación", y empezó a hablar, a gritar a veces en medio de una toma y seguir gritando durante dos horas.
La segunda película, ‘Stroszek’ (1977), se basó en su vida; Herzog escribió el guión expresamente para él. Algunas escenas fueron rodadas en el propio departamento de Bruno. En la película, Bruno, una prostituta a la que conoce y su vieja casera se mudan a los míticos Railroad Flats, Wisconsin, donde viven en una caravana.
En la película, Bruno, que se refiere a sí mismo en tercera persona, hace agudos comentarios sobre Estados Unidos. "A Bruno todavía lo empujan", dice, "no físicamente, sino espiritualmente; aquí te hieren incluso con una sonrisa".
Bruno dijo en entrevistas que nunca quiso ser una estrella de cine; y con el tiempo se desvanecieron los beneficios de la fama, aparte los ocasiones cortes de pelo gratuitos de parte de un peluquero amistoso.
"Todos lo empujaban a un lado", dijo Bruno sobre sí mismo.
Continuó ganándose la vida con su música y sus pinturas, algunas de las cuales fueron suficientemente convincentes como para ser expuestas en exposiciones del llamado outsider art, incluyendo una en Nueva York. Cuando tocaba en la calle, nunca pedía dinero. A veces un amigo pasaba el sombrero por él. Vivía de una pequeña pensión. Aparentemente no deja sobrevivientes.
En 2002, el director alemán Miron Zownir hizo un documental titulado ‘Bruno S. — Estrangement Is Death’. En este, Bruno responde a los muchos que temían que hubiese sido explotado por Herzog.
"Tengo mi orgullo y puedo pensar", dijo, "y mi mente es clara".
7 de septiembre de 2010
14 de agosto de 2010
©new york times
cc traducción mQh
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