Murió Patricia Neal
Actriz galardonada con un Oscar saboreó triunfos en una vida llena de tragedias. "A menudo se compara mi vida con una tragedia griega, y la actriz que hay en mí no puede negar la comparación", escribió en su autobiografía ‘As I Am’, de 1988.
[Dennis McLellan] Su vida estuvo marcada por los éxitos profesionales, incluyendo el Tony que recibió por su debut en Broadway en el drama ‘Another Part of the Forest’ (1946), de Lillian Hellman, y el Oscar a la mejor actriz por su papel en el drama ‘Hud, el más salvaje entre mil’ [Hud], de 1963.
Pero para Patricia Neal, la ronca actriz y su fuerte presencia en la pantalla, la vida también estuvo marcada por tragedias personales: la muerte de uno de sus hijos y el daño cerebral de otro, y su propia guerra para superar los debilitantes efectos de un aneurisma roto en su cerebro en 1965, que, por un tiempo, puso fin a su carrera.
"A menudo se compara mi vida con una tragedia griega, y la actriz que hay en mí no puede negar la comparación", escribió en su autobiografía ‘As I Am’, de 1988.
Neal, de 84 años, murió en su casa en Edgartown, Massachusetts, en Martha’s Vineyard, a causa de un cáncer al pulmón. Pero al final dijo a los familiares que se habían reunido en torno a ella la noche anterior: "He tenido una vida preciosa".
Ophelia Dahl, hija de Neal, dijo que su madre, que estaba divorciada del escritor británico Roald Dahl y tuvo una vez una aventura con el actor casado Gary Cooper, "reconocía las extraordinarias oportunidades que había tenido, y también reconocía que ella había tenido cartas malas".
"Lo que pasa con mi madre, es que la pasaba muy bien cuando las cosas iban bien, y encontraba cosas positivas [cuando no era así]", dijo Dahl el lunes al Times.
Después de su Tony a la mejor actriz principal en un pieza para ‘Another Part of the Forest’, Neal fue contratada por Wagner Bros., donde fue incluida en el reparto de ‘John Loves Mary’, una comedia de 1949, con Ronald Reagan y Jack Carson.
En la siguiente década apareció en una serie de películas y programas de televisión en vivo, incluyendo la adaptación cinematográfica de la novela de Ayn Rand, ‘El manantial’ [The Fountainhead], de 1949 (con Cooper en la papel estelar), la clásica de ciencia ficción ‘El día que la Tierra se detuvo’ [The Day the Earth Stood Still] y en el drama ‘Un rostro en la multitud’ [A Face in the Crowd] (1957), del director Elia Kazan.
"Era directa y honesta en su versión de la actuación y eso era muy inspirador", dijo el lunes al Times Richard Schickel. "Como actriz joven, poseía una suerte de tranquila ferocidad. Era una mujer muy noble y emocionalmente muy sincera".
El papel que le reportó a Neal un Oscar, la cansada ama de llaves en ‘Hud, el más salvaje entre mil’, con Paul Newman en el rol principal como el despiadado hijo de un hacendado tejano, fue acompañado de dos tragedias familiares.
En 1960, su hijo infante Theo sufrió daños neurológicos cuando el cochecito que empujaba su niñera fue aplastado entre un taxi y un autobús en Nueva York. Y dos años después, Olivia, la hija de siete años d Neal, murió de encefalitis como consecuencia del sarampión.
Luego, en 1985, un año después del Oscar, Neal, entonces de 39, sufrió la ruptura de un aneurisma cerebral, seguido por dos hemorragias más después de llegar al Centro Médico de la Universidad de California en Los Ángeles, UCLA, donde fue sometida a una operación que duró siete horas.
Neal, que entonces estaba embarazada, estuvo en coma durante más de dos semanas.
Cuando finalmente le permitieron volver a la casa que alquilaba con su marido, se le paralizó todo el lado derecho y quedó parcialmente ciega, amnésica y sin poder hablar.
Pero Dahl, que se quedó junto a ella en el hospital, la llamó "una formidable luchadora".
Por insistencia de su marido tras volver a Inglaterra tres meses después, Neal fue sometida a una intensa terapia, que incluía natación, caminatas, juegos de memoria y puzzles de palabras.
Odiaba la vida cuando volví por primera vez a Inglaterra", contó Neal más tarde. "Tenía que hacer ejercicios todos los días. Mi marido me enviaba personas para que me enseñaran -tres veces al día. Quería suicidarme, pero no sabía cómo".
Pero a fines de noviembre de 1966, un día que recordaría claramente desde entonces, repentinamente "quise volver a vivir". Dijo: "Cuando desperté, yo llevaba enferma dieciocho meses. La vida me empezó a gustar de nuevo".
En marzo de 1967, Neal hizo su primera aparición pública desde que cayera enferma. Por insistencia de su marido, habló en Nueva York ante dos mil personas, en una beneficencia para la Asociación Neoyorquina para Niños con Lesiones Cerebrales [New York Association for Brain Injured Children].
En ese discurso, habló sobre sus amigos que, con increíble paciencia, habían luchado para convertir a "una completa idiota... a un enorme repollo rosado... en un ser humano".
Y atribuyó su curación a Dahl: "Mi marido es un gran hombre. Lo amo".
Sin embargo, en su autobiografía, Neal escribió que cuando se casó con Dahl, no lo quería, pero que lo admiraba y quería tener hijos con él. Mientras el público de Nueva York aplaudía su discurso, escribió más tarde en su libro: "[...] En ese momento supe que Roald el Negrero, Roald el Bastardo, con su implacable azote, Roald el Corrupto, como le había llamado más de una vez, me había metido nuevamente en aguas turbulentas. Ese era mi lugar".
Fue su marido quien la alentó a asistir a la ceremonia de la Academy Awards en 1967 para entregar el premio a la mejor película extranjera. Como ocurrió con su discurso en Nueva York, recibió una ovación de pie.
Neal volvió a la gran pantalla con el drama ‘Historia de tres extraños’ [The Subject Was Roses], de 1968, con Jack Albertson y Martin Sheen. Su retrato de la madre de un soldado que vuelve de la Segunda Guerra Mundial, que debe aceptar el atormentado matrimonio de sus padres, le ganó una nominación al Oscar.
Tras definir el retorno de Neal a las pantallas como "triunfal", el crítico de cine del Times, Charles Champlin, observó que "lo que parecen ser las únicas leves huellas de sus problemas físicos -una ligera y ocasional premeditación en los movimientos y al hablar- se funden con credibilidad en el retrato".
Neal recibió luego una nominación a un Emmy por su papel como Olivia Walton en la película de televisión de 1971, ‘The Homecoming: A Christmas Story’. También fue nominada a un Emmy por sus papeles en el drama ‘Tail Gunner Joe’, de 1977, y en ‘Sin novedad en el frente’ [All Quiet on the Western Front], una producción de Hallmark Hall of Fame de 1979.
Entre sus últimas actuaciones se encuentra la película de Robert Altman, ‘La fortuna de Cookie’ [Cookie’s Fortune], de 1999.
Nació como Patsy Louise Neal el 20 de enero de 1926, en un campamento minero en Packward, Kentucky, donde su padre era el encargado de transportes de la compañía carbonífera. En Knoxville, Tenneesee, adonde se mudó la familia cuando ella estaba en la escuela primaria, fue una chica precoz y mostró talento para recitar monólogos en reuniones en la iglesia.
Sus padres la estimularon, y recibió clases de teatro a los doce. Actuó con los Tennessee Valley Players y estudió teatro en la Universidad Northwestern.
Después de dos años allá, Neal se marchó a Nueva York, adonde llegó en 1945 con sesenta dólares en el bolsillo y una ardiente ambición.
El dramaturgo Eugene O’Neill se interesó en ella y de ahí surgió que la contratara el Theatre Guild para aparecer en un ensayo de verano de una pieza de teatro en Westport, Connecticut. Allá fue vista por Lillian Hellman, que la abordó para ‘Another Part of the Forest’.
Después de fimar con Warner Bros., Neal hizo trece películas en tres años, incluyendo el drama ‘El rey del tabaco’ [Bright Leaf], de 1950, su segunda película con Cooper, y en 1951, el drama de guerra ‘La flota silenciosa’ [Operation Pacific], con John Wayne.
Pero su infelicidad en Hollywood estaba creciendo, en parte debido a su trivial romance con Cooper.
"Era casado", señaló Neal treinta años después, "y se negó a dejar a su esposa. E hizo muy bien". Algunas versiones publicadas sugieren que la aventura, durante la que tuvo un aborto, le provocó una crisis nerviosa.
Tras ser suspendida por Warner Bros., por negarse a aparecer en una película de vaqueros con Randolph Scott, Neal decidió marcharse de Hollywood.
Volvió a Nueva York donde, en diciembre de 1952, presentó un revival de ‘The Children’s Hour’ [La mentira infame]. Más tarde trabajó en Broadway, en ‘School for Scandal’.
En 1953 se casó con Dahl, un piloto de la RAF que había sido derribado al principio de la Segunda Guerra Mundial y asignado a un puesto en Washington, D.C., donde empezó a escribir cuentos.
Tras su matrimonio, compraron una casa en Inglaterra, aunque pasaban parte del tiempo en Nueva York.
Neal reconstruyó su carrera, apareció en ‘A Roomful of Roses’ en Broadway, trabajó con el Actors Studio y fue elegida por Elia Kazan para remplazar a Barbara Bel Geddes en ‘La gata sobre el tejado de zinc’ [Cat on a Hot Tin Roof].
También tuvo un éxito de taquilla con ‘Un rostro en la multitud], con Andy Griffith. En 1960 tuvo un papel secundario en la película ‘Desayuno con diamantes [Breakfast at Tiffany’s].
Después de recibir el Oscar, por ‘Hud’, Neal dijo: "Es extraño descubrir que todavía me quieran. En los últimos años mi vida profesional se divide en dos partes: antes y después de ‘Hud’. No soy una mujer muy ambiciosa y era feliz viviendo con mi familia en el campo, quizás haciendo una película cada tantos años".
Neal y Dahl se divorciaron a principio de los años ochenta después de que descubriera que tenía una aventura con una de sus mejores amigas. Dahl murió en 1990.
Además de su hija Ophelia Neal, sobreviven a Neal sus otros hijos -Tessa, Theo, y Lucy Dahl; su hermana Margaret Ann VandeNoord; su hermano William ‘Pete’ Neal; diez nietos y nietastros; y un biznieto.
Neal, que se convirtió en defensora de los pacientes de derrame, participaba activamente en el Centro de Rehabilitación Patricia Neal en Knoxville desde que lo empezara en 1978.
En 1984 Neal confió a un periodista que estaba cansada de que le dijeran que era aguerrida, valiente y decidida. Dijo que sólo era alguien que había absorbido más que su cuota de mala suerte.
Interrogada en 2002 por un periodista de New Orleans Times-Picayune sobre por qué pensaba que había sobrevivido todo lo que le había pasado en la vida, Neal respondió: "Dios lo sabe, no yo".
"Todo lo que sé es que he tratado siempre de hacer lo mejor que puedo. ¿Te has dado cuenta de que nunca hice a mujeres débiles? Parte de la explicación es mi voz; desconcierta a la gente. Pero la otra parte, creo, debo ser yo".
Valerie J. Nelson y Jack Jones contribuyeron a este artículo.
16 de agosto de 2010
10 de agosto de 2010
©los angeles times
cc traducción mQh
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