Murió Ernesto Alonso, el Sr. Telenovela
[Reed Johnson] Actor y revolucionario productor de telenovelas. A los 90.
Ciudad de México, México. El martes murió en su casa aquí en Ciudad de México Ernesto Ramírez Alonso, que trabajó como actor con algunos de los más importantes talentos de la pantalla mexicana y más tarde se ganó el apodo de ‘Señor Telenovela' por dirigir y producir los populares culebrones que se convirtieron en la vaca lechera del gigante de la televisión del país, Televisa. Tenía 90.
Tina Galindo, amiga y productora de teatro, dijo en una entrevista que la causa de su muerte fueron complicaciones contraídas con una pulmonía.
"La televisión mexicana ha perdido a uno de sus mejores productores, pero nos deja un gran legado como productor, como actor y como amigo", dijo Galindo. "Llevó al éxito a muchos actores y marcó una fase de la televisión mexicana".
Como actor, Alonso era una vistosa figura en la pantalla y trabajó con directores consumados como Emilio ‘Indio' Fernández, Julio Bracho y el español Luis Buñuel durante los años en que Buñuel pasaba su exilio en México. Frente a las cámaras, y fuera de ellas, Alonso revoloteaba alrededor de María Félix, una de las grandes bellezas de México y una de las actrices más populares del país.
Pero fue en el nuevo y desconocido medio de la televisión, al que Alonso entró a fines de los años cincuenta, que se ganó su reputación como artista del espectáculo. No sólo produjo y dirigió al menos viente culebrones, sino también introdujo innovaciones al género, como la producción de novelas ambientadas históricamente y basadas en romances de personajes históricos.
"Las telenovelas no son nada nuevo", observó Alonso en una entrevista en 1998 con la revista mexicana Siempre. "Si te fijas en Balzac, Víctor Hugo, ellos escribieron por entregas, y trataron los mismos problemas: amor, odio, celos, intriga, pasión, crimen. Los problemas son los mismos. Lo que debe estar cambiando es el mundo".
Alonso nació el 28 de febrero de 1917 en el estado de Aguascalientes en el centro de México. Consiguió sus primeros papeles en el cine a fines de los años treinta, y siguió trabajando como actor en dramas, melodramas y comedias en los años cuarenta y cincuenta.
A sugerencia de Bracho, cambió su apellido paterno por el de su madre, Alonso. Con su nuevo nombre se hizo famoso, y llegó a trabajar con estrellas del calibre de Félix y Jorge Negrete.
De su larga amistad con Félix, a la que conoció en 1940, Alonso dijo una vez: "Había tanta afinidad entre nosotros que nunca tuvimos un problema. Había afecto y comprensión, amistad de amigos, de hermanos".
Hizo tres películas con Buñuel: La primera fue la obra maestra de 1950, ‘Los olvidados' [The Forgotten], un estudio en patología social entre los pobres en una Ciudad de México que se industrializaba rápidamente después de la Segunda Guerra Mundial, en la que Alonso proporcionó la voz del narrador de las primeras escenas. Las otras dos fueron ‘Abismos de pasión' (1953), una floja y mexicanizada adaptación de ‘Cumbres borrascosas' [Wuthering Heights], de Emile Bronté; y ‘Ensayo de un crimen' [The Criminal Life of Archibaldo de la Cruz], una comedia negra de 1955 sobre un candidato a asesino en serie mentalmente inestable.
Alonso decidió pasarse a la televisión en 1959 a invitación del empresario de Televisa, Emilio Azcarraga. "Me dijo que como actor no iba a durar toda la vida, pero que como productor, sí podría", recordó Alonso años después.
Álvaro Cueva, un crítico de televisión, dijo en una entrevista que la llegada de Alonso a la televisión abrió las puertas a muchas estrellas del cine. "Además, don Ernesto Alonso hizo grandes contribuciones técnicas a las telenovelas, y lo que es más, descubrió a personalidades como Angélica María", entre otras, así como a nueva generación de jóvenes escritores, dijo Cueva.
El primer culebrón de Alonso fue ‘La casa del odio' [The House of Hate] en 1960. Entre sus grandes éxitos en la televisión se encuentran ‘Senda de gloria' [The Path of Glory] y ‘El maleficio' [The Curse]. Otra de sus telenovelas se concentró en el emperador Maximiliano y su mujer, Carlota, que reinaron brevemente en México durante la ocupación francesa de los años de 1860.
"Millones de mexicanos conocen la historia de nuestro país no por los libros, no en la escuela, sino porque la vieron en las telenovelas de don Ernesto Alonso", dijo Cueva.
Le sobreviven un hijo, una hija y ocho nietos.
Tina Galindo, amiga y productora de teatro, dijo en una entrevista que la causa de su muerte fueron complicaciones contraídas con una pulmonía.
"La televisión mexicana ha perdido a uno de sus mejores productores, pero nos deja un gran legado como productor, como actor y como amigo", dijo Galindo. "Llevó al éxito a muchos actores y marcó una fase de la televisión mexicana".
Como actor, Alonso era una vistosa figura en la pantalla y trabajó con directores consumados como Emilio ‘Indio' Fernández, Julio Bracho y el español Luis Buñuel durante los años en que Buñuel pasaba su exilio en México. Frente a las cámaras, y fuera de ellas, Alonso revoloteaba alrededor de María Félix, una de las grandes bellezas de México y una de las actrices más populares del país.
Pero fue en el nuevo y desconocido medio de la televisión, al que Alonso entró a fines de los años cincuenta, que se ganó su reputación como artista del espectáculo. No sólo produjo y dirigió al menos viente culebrones, sino también introdujo innovaciones al género, como la producción de novelas ambientadas históricamente y basadas en romances de personajes históricos.
"Las telenovelas no son nada nuevo", observó Alonso en una entrevista en 1998 con la revista mexicana Siempre. "Si te fijas en Balzac, Víctor Hugo, ellos escribieron por entregas, y trataron los mismos problemas: amor, odio, celos, intriga, pasión, crimen. Los problemas son los mismos. Lo que debe estar cambiando es el mundo".
Alonso nació el 28 de febrero de 1917 en el estado de Aguascalientes en el centro de México. Consiguió sus primeros papeles en el cine a fines de los años treinta, y siguió trabajando como actor en dramas, melodramas y comedias en los años cuarenta y cincuenta.
A sugerencia de Bracho, cambió su apellido paterno por el de su madre, Alonso. Con su nuevo nombre se hizo famoso, y llegó a trabajar con estrellas del calibre de Félix y Jorge Negrete.
De su larga amistad con Félix, a la que conoció en 1940, Alonso dijo una vez: "Había tanta afinidad entre nosotros que nunca tuvimos un problema. Había afecto y comprensión, amistad de amigos, de hermanos".
Hizo tres películas con Buñuel: La primera fue la obra maestra de 1950, ‘Los olvidados' [The Forgotten], un estudio en patología social entre los pobres en una Ciudad de México que se industrializaba rápidamente después de la Segunda Guerra Mundial, en la que Alonso proporcionó la voz del narrador de las primeras escenas. Las otras dos fueron ‘Abismos de pasión' (1953), una floja y mexicanizada adaptación de ‘Cumbres borrascosas' [Wuthering Heights], de Emile Bronté; y ‘Ensayo de un crimen' [The Criminal Life of Archibaldo de la Cruz], una comedia negra de 1955 sobre un candidato a asesino en serie mentalmente inestable.
Alonso decidió pasarse a la televisión en 1959 a invitación del empresario de Televisa, Emilio Azcarraga. "Me dijo que como actor no iba a durar toda la vida, pero que como productor, sí podría", recordó Alonso años después.
Álvaro Cueva, un crítico de televisión, dijo en una entrevista que la llegada de Alonso a la televisión abrió las puertas a muchas estrellas del cine. "Además, don Ernesto Alonso hizo grandes contribuciones técnicas a las telenovelas, y lo que es más, descubrió a personalidades como Angélica María", entre otras, así como a nueva generación de jóvenes escritores, dijo Cueva.
El primer culebrón de Alonso fue ‘La casa del odio' [The House of Hate] en 1960. Entre sus grandes éxitos en la televisión se encuentran ‘Senda de gloria' [The Path of Glory] y ‘El maleficio' [The Curse]. Otra de sus telenovelas se concentró en el emperador Maximiliano y su mujer, Carlota, que reinaron brevemente en México durante la ocupación francesa de los años de 1860.
"Millones de mexicanos conocen la historia de nuestro país no por los libros, no en la escuela, sino porque la vieron en las telenovelas de don Ernesto Alonso", dijo Cueva.
Le sobreviven un hijo, una hija y ocho nietos.
reed.johnson@latimes.com
Cecilia Sánchez en Ciudad de México contribuyeron a este reportaje.
12 de agosto de 2007
8 de agosto de 2007
©los angeles times
[viene de mQh ]
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