Murió Luigi Comencini
[Tom Vallance] Murió Luigi Comencini, importante figura del cine italiano cuya película ‘Pan, amor y celos' convirtieron a Gina Lollobrigida en una estrella. A los 89, el 6 de abril, en Roma.
Uno de los directores más prolíficos, exitosos y versátiles de Italia, Luigi Comencini fue una importante figura del cine italiano como pionero de las comedias neo-realistas (commedia italiana) que fueron populares en los años de la posguerra -especialmente el éxito de taquilla mundial ‘Pan, amor y celos' [Pane, Amore e Fantasia; Bread, Love and Dreams], 1953, que convirtió a Gina Lollobrigida en una estrella e hizo mucho más dinero que cualquier película italiana hasta esa fecha.
Co-fundador de la Cineteca Italiana de Milán, el primer archivo fílmico italiano, Comencini se destacó también por su refinada relación con los niños, llegando a dirigir una de las mejores películas sobre la adolescencia, ‘El incomprendido' [Incompreso; Misunderstood], 1967, y haciendo para la televisión una versión muy personal de Pinocho, que muchos consideran una obra maestra. Que Comencini no fuera tan conocido o venerado como otros directores italianos, fue en parte debido a su capacidad de trabajar en todos los géneros. "He hecho demasiadas películas diferentes como para que la gente me pueda reconocer de inmediato", dijo.
Nacido en Salo, Italia, en 1916, pasó su infancia en Francia, aunque volvió a Italia para estudiar arquitectura en Milán. Fue entonces que cultivó una consumidora pasión por el cine. Cuando era estudiante, fundó un club de cine privado con los futuros directores antifascistas Mario Ferrari y Alberto Lattuada. Tras sacar su diploma como arquitecto, trabajó como periodista y crítico de cine; también escribió guiones para directores como Dino Risi y Lattuada.
Dirigió su primer cortometraje, ‘La Novelleta' [The Short Story], 1937, y con Lattuada y Ferrari fundó la Cineteca Italiana en 1940. En 1946 hizo un breve documental sobre los jóvenes en el Milán de posguerra, ‘Los niños en la ciudad' [Bambii in Città; Children of the City], un temprano ejemplo de su interés y especial relación con los niños. El impacto que produjo llevó al productor Carlo Ponti a contratar a Comencini para que hiciera su primer largometraje, ‘Prohibido robar' [Proibito rubare; No Stealing], en 1948, que co-escribió. "No es que me gusten los niños de algún modo especial", diría Comencini más tarde. "Pero son una suerte de especie en sí misma, generalmente indefensos y oprimidos por los adultos. El mundo se ve mejor a través de sus ojos".
Con el neo-realismo haciendo frente a la gradual desilusión de los años de posguerra y, por tanto, perdiendo el favor comercial, Comencini fue uno de los que adoptaron una forma más suave (apodado ‘neo-realismo rosa') y en 1953 la populista ‘Pan, amor y celos', que escribió y dirigió él mismo, demostró ser un enorme éxito de taquilla. Convirtió a Gina Lollobrigida en una estrella importante, cuya memorable actuación como la emocional bersagliera de un pueblo en la montaña, una poco sofisticada campesina pobre, pero independiente, que es considerado uno de sus mejores papeles, con Vittorio de Sica como un jefe de policía caliente que persigue a una comadrona (Marisa Merlini) mientras Lollobrigida se enamora de su segundo (Roberto Risso).
La película fue un éxito de taquilla y condujo a una inevitable secuela, ‘Pan, amor y celos' [Bread, Love and Jealousy], de 1954, en que el noviazgo de las dos parejas se ve amenazado por rumores que provocan que haya un temporal cambio de parejas. Hubo otros éxitos similares, incluyendo la entretenida ‘Todos a casa' [Tutti a casa; Everybody Go Home], 1960, y aunque sin pretensiones, mostraban el conocimiento del director de la naturaleza humana, su tierna ironía y un apto estilo narrativo. Esas cualidades fueron especialmente evidentes en sus mejores películas, como ‘La finestra sul Luna Park' [The Window to Luna Park], 1957, un sutil retrato de la inmigración.
Comencini trabajó a menudo con dos de los más importantes actores cómicos de Italia: Toto y Alberto Sordi, e incluso hizo trabajar a Sordi con Bette Davis en la comedia negra ‘El dinero de la vieja' [La scopone scientifico; The Scientific Cardplayer], 1972. De vez en vez volvía al estilo neo-realista, en películas como ‘La muchacha de Bube' [La ragazza di Bube; Bebo's Girl], 1963, una historia sobre la resistencia que cuenta con una radiante actuación de Claudia Cardinale como una chica de campo que rechaza la petición de mano de un escritor porque está esperando al hombre que ama, que se encuentra en prisión cumpliendo una sentencia de catorce años por matar a un policía fascista.
Rodada en locación, evoca hábilmente el ambiente de los años cuarenta, aunque Comencini fue incapaz de extraer demasiada pasión de su actor protagonista, George Chakiris (que acababa de recibir un Oscar por ‘Amor sin barreras' [West Side Story]. Cardinale dijo que "Comencini era una persona más bien introvertida, como yo, y nos sentimos muy bien juntos. Trabajar con él fue una bella experiencia, porque es un hombre increíblemente suave y amable".
En 1967 Comencini empezó la primera de sus dos obras maestras. ‘El incomprendido' [Incompreso], una película terriblemente desgarradora sobre la infancia y un descarado culebrón, cuenta la historia de un niño cuyo exterior fuerte tras la muerte de su madre y la protección que brinda a su hermano menor, convence a su padre de que puede arreglárselas. Cuatro años después, Comencini hizo una extraordinaria y personal versión para la televisión de un cuento infantil, ‘Le avventure di Pinocchio' (1971), con la encantadora Lollobrigida como el Hada Azul, y Nino Manfredi como el enternecedor Geppetto, y un descubrimiento de Comencini, Andrea Balestri, como el niño muñeco. Incluso mejor que la versión de Disney, infunde a la historia de invención e imaginación, aunque sigue siendo fiel a la historia original de Carlo Collodi. Emitida originalmente en seis episodios de 55 minutos, fue estrenada en cines en una versión de dos horas.
La versión de Comencini de ‘La Bohème' (1987) pudo ser una de las mejores películas de ópera si no hubiese sido que José Carreras enfermó gravemente tres días antes del rodaje. Felizmente, ya había grabado para su papel, de modo que podemos oír su voz en la banda sonora, pero la acartonada actuación del joven tenor Luca Canonici, que hace de boquilla, anula la apasionada interpretación de Comencini y pese a un magnífico reparto encabezado por Barbara Hendricks como la tierna y bellamente interpretada Mimi, la película no llegó a ser un clásico.
Después de ‘Marcelino, pan y vino' [Marcellino] (1991), Comencini dejó de dirigir debido a razones de salud.
Comencini nació el 8 de junio de 1816. Casado, tres hijas. Murió en Roma el 6 de abril de 2007.
Co-fundador de la Cineteca Italiana de Milán, el primer archivo fílmico italiano, Comencini se destacó también por su refinada relación con los niños, llegando a dirigir una de las mejores películas sobre la adolescencia, ‘El incomprendido' [Incompreso; Misunderstood], 1967, y haciendo para la televisión una versión muy personal de Pinocho, que muchos consideran una obra maestra. Que Comencini no fuera tan conocido o venerado como otros directores italianos, fue en parte debido a su capacidad de trabajar en todos los géneros. "He hecho demasiadas películas diferentes como para que la gente me pueda reconocer de inmediato", dijo.
Nacido en Salo, Italia, en 1916, pasó su infancia en Francia, aunque volvió a Italia para estudiar arquitectura en Milán. Fue entonces que cultivó una consumidora pasión por el cine. Cuando era estudiante, fundó un club de cine privado con los futuros directores antifascistas Mario Ferrari y Alberto Lattuada. Tras sacar su diploma como arquitecto, trabajó como periodista y crítico de cine; también escribió guiones para directores como Dino Risi y Lattuada.
Dirigió su primer cortometraje, ‘La Novelleta' [The Short Story], 1937, y con Lattuada y Ferrari fundó la Cineteca Italiana en 1940. En 1946 hizo un breve documental sobre los jóvenes en el Milán de posguerra, ‘Los niños en la ciudad' [Bambii in Città; Children of the City], un temprano ejemplo de su interés y especial relación con los niños. El impacto que produjo llevó al productor Carlo Ponti a contratar a Comencini para que hiciera su primer largometraje, ‘Prohibido robar' [Proibito rubare; No Stealing], en 1948, que co-escribió. "No es que me gusten los niños de algún modo especial", diría Comencini más tarde. "Pero son una suerte de especie en sí misma, generalmente indefensos y oprimidos por los adultos. El mundo se ve mejor a través de sus ojos".
Con el neo-realismo haciendo frente a la gradual desilusión de los años de posguerra y, por tanto, perdiendo el favor comercial, Comencini fue uno de los que adoptaron una forma más suave (apodado ‘neo-realismo rosa') y en 1953 la populista ‘Pan, amor y celos', que escribió y dirigió él mismo, demostró ser un enorme éxito de taquilla. Convirtió a Gina Lollobrigida en una estrella importante, cuya memorable actuación como la emocional bersagliera de un pueblo en la montaña, una poco sofisticada campesina pobre, pero independiente, que es considerado uno de sus mejores papeles, con Vittorio de Sica como un jefe de policía caliente que persigue a una comadrona (Marisa Merlini) mientras Lollobrigida se enamora de su segundo (Roberto Risso).
La película fue un éxito de taquilla y condujo a una inevitable secuela, ‘Pan, amor y celos' [Bread, Love and Jealousy], de 1954, en que el noviazgo de las dos parejas se ve amenazado por rumores que provocan que haya un temporal cambio de parejas. Hubo otros éxitos similares, incluyendo la entretenida ‘Todos a casa' [Tutti a casa; Everybody Go Home], 1960, y aunque sin pretensiones, mostraban el conocimiento del director de la naturaleza humana, su tierna ironía y un apto estilo narrativo. Esas cualidades fueron especialmente evidentes en sus mejores películas, como ‘La finestra sul Luna Park' [The Window to Luna Park], 1957, un sutil retrato de la inmigración.
Comencini trabajó a menudo con dos de los más importantes actores cómicos de Italia: Toto y Alberto Sordi, e incluso hizo trabajar a Sordi con Bette Davis en la comedia negra ‘El dinero de la vieja' [La scopone scientifico; The Scientific Cardplayer], 1972. De vez en vez volvía al estilo neo-realista, en películas como ‘La muchacha de Bube' [La ragazza di Bube; Bebo's Girl], 1963, una historia sobre la resistencia que cuenta con una radiante actuación de Claudia Cardinale como una chica de campo que rechaza la petición de mano de un escritor porque está esperando al hombre que ama, que se encuentra en prisión cumpliendo una sentencia de catorce años por matar a un policía fascista.
Rodada en locación, evoca hábilmente el ambiente de los años cuarenta, aunque Comencini fue incapaz de extraer demasiada pasión de su actor protagonista, George Chakiris (que acababa de recibir un Oscar por ‘Amor sin barreras' [West Side Story]. Cardinale dijo que "Comencini era una persona más bien introvertida, como yo, y nos sentimos muy bien juntos. Trabajar con él fue una bella experiencia, porque es un hombre increíblemente suave y amable".
En 1967 Comencini empezó la primera de sus dos obras maestras. ‘El incomprendido' [Incompreso], una película terriblemente desgarradora sobre la infancia y un descarado culebrón, cuenta la historia de un niño cuyo exterior fuerte tras la muerte de su madre y la protección que brinda a su hermano menor, convence a su padre de que puede arreglárselas. Cuatro años después, Comencini hizo una extraordinaria y personal versión para la televisión de un cuento infantil, ‘Le avventure di Pinocchio' (1971), con la encantadora Lollobrigida como el Hada Azul, y Nino Manfredi como el enternecedor Geppetto, y un descubrimiento de Comencini, Andrea Balestri, como el niño muñeco. Incluso mejor que la versión de Disney, infunde a la historia de invención e imaginación, aunque sigue siendo fiel a la historia original de Carlo Collodi. Emitida originalmente en seis episodios de 55 minutos, fue estrenada en cines en una versión de dos horas.
La versión de Comencini de ‘La Bohème' (1987) pudo ser una de las mejores películas de ópera si no hubiese sido que José Carreras enfermó gravemente tres días antes del rodaje. Felizmente, ya había grabado para su papel, de modo que podemos oír su voz en la banda sonora, pero la acartonada actuación del joven tenor Luca Canonici, que hace de boquilla, anula la apasionada interpretación de Comencini y pese a un magnífico reparto encabezado por Barbara Hendricks como la tierna y bellamente interpretada Mimi, la película no llegó a ser un clásico.
Después de ‘Marcelino, pan y vino' [Marcellino] (1991), Comencini dejó de dirigir debido a razones de salud.
Comencini nació el 8 de junio de 1816. Casado, tres hijas. Murió en Roma el 6 de abril de 2007.
10 de abril de 2007
©the independent
[viene de mQh ]
1 comentario
agustín medrano gordillo -